sábado, diciembre 08, 2007

Hoy lloré.

No por vos,
ni por él,
ni por ella,
ni por nadie de mi pasado.

Lloré por mí.
Por mi presente.
Por el miedo.
Por la soledad.

Porque desde que te fuiste – ¡hace tanto! – no me he permitido querer a nadie y tampoco me he dejado querer.

Lloré porque ya no sé si eso es una opción para mí.

domingo, agosto 06, 2006

Marcas

La tinta me marca la piel y los recuerdos me inundan el alma, cada gota de sangre se mezcla con las lágrimas, sonrisas y versos que un día me hicieron temblar…

Se me enerva el cuerpo y el suspiro se me queda atrapado en la garganta…por temor…por terror… miedo de volver a doler, a sangrar, miedo a dejar de ser solamente un recuerdo hecho arte en el lienzo de mi espalda y ser vida otra vez.

Por eso hago visible la memoria y llevo en la piel todo aquello en lo que creo, que cree en mí: mi amor, mi arte, mi musa, mi don: mis astros de luz que me versan al oído cada madrugada, que me hacen más humana… que me dan vida, viviendo en mí…

Porque creo que lo que me marca la mente, debe también marcarme el cuerpo, porque no siento pena de ser simplemente yo: mi arte, mi dios, mi política, mi propio yo y mi vos… un simple tatuaje en medio de tantos otros, uno que no tiene parecido con otros y que se modifica a sí mismo en medio del doloroso proceso de aprender a ser, a ser simplemente siendo.

Me duele la herida que toma forma en mi piel, pero sana el alma y se deja ser, sentir y se da permiso de mostrarse ante el mundo, proyectando su dolor y su pasión en la herida que sangra tinta, sudor y sueños del pasado, que recorren palmo a palmo la piel de mi espalda, como realidades ya alcanzadas o fracasos que aun pesan en mis hombros.

El recuerdo se hace arte por amor a sí mismo, a todo lo que fue y lo que me hizo ser, por tantas marcas que ya no caben en el alma y se expanden a la piel, a las manos y a las pupilas de quien hoy no deja de mirar mi vida resumida en un tan pequeño pedazo de papel que usa una aguja para transferirse a este lienzo vivo, que me convierte en una exhibición de arte que es sólo mío…

¡Para siempre!

viernes, julio 21, 2006

Existencia Relativa...

Mis disculpas a Benedetti por el blasfemo parafraseo…

Existo...
Pienso, siento, juego, río y sueño...
pero el miedo de la existencia (no-existente)
sigue ensombreciendo mi vida...

¿Mi vida?...

El hueco en el alma que me invade
deja suspiros colgando del tendido eléctrico,
la existencia relativa de respirar sin respirarte,
de soñar sin soñarte,
del dolor que no te duele,
de la lágrima que no te toca…
me hace desaparecer entre las sombras.

Y me escondo hasta de mi sombra,
y congelo el júbilo,
y quiero con desgana,
y me lleno de calma,
y me seco sin labios,
y me duermo sin sueño,
y me pienso sin sangre,
y me juzgo sin tiempo,
y me quedo inmóvil al borde del camino
y finalmente me salvo...
y a pesar de todo,
QUIERO QUEDARME CON VOS!

Quiero quedarme y existirte,
pero las pequeñas nubes de recuerdos sin cara
y los sueños sin nombre me asfixian, me ahogan...

Los recuerdos de amigos imaginarios suicidas
me nublan la mente y asustan al alma,
que pretende quedarse sin respiracion,
sin alimento, ni letras,
sin tinta, ni sangre,
sin sol, ni luna,
sin mar, ni arena,
sin luz, ni sombras,
sin hambre, ni dolor,
sin ríos, ni lágrimas;
y existir a pesar de tantas carencias!

Y en medio de tantos vacíos, me pregunto:
¿Será posible existir sin existirte?...

martes, junio 13, 2006

Primer informe desde la ausencia

Compas:
(es gracioso saber que llevo doce años iniciando todos los correos que les escribo de la misma manera)

Al fin encuentro un café internet! No saben lo ansiosa que estaba por saber de ustedes y por contarles cómo van las cosas por acá.

Estoy en Santa Clara, pero no en el centro, sino en uno de esos pueblitos alejadísimos de toda "civilización", de esos que uno cree que sólo existen en el recuerdo del indio aquél que se seca... ¿Te acordás de esa historia Carlos?

Les cuento, apenas pasé por San Salvador, de inmediato me trajeron a mi NUEVO HOGAR (aún no lo asimilo del todo).

Vivo con una compa salvadoreña, en un pequenísimo apartamento (aunque no lo crean, es más pequeño que el que tenía en Cartago) que por las noches se llena de gente que habla y toma guaro o tafia, como le llaman acá, a más no poder (una prueba más de que Moreno acertó cuando dijo todos que somos iguales en Centroamérica).

Las cosas profesionales van bien, todo marcha sobre ruedas.

Personalmente es que no he estado muy bien, los extraño a todos, con nombres y apellidos.

Con este tiempo lejos de eso a lo que llamamos “casa”, me he dado cuenta de que ustedes son mucho más que mis compañeros o amigos, son lo más cercano que tengo a una familia.

Como ya saben, siempre fui medio dura para decir las cosas, pero sólo por medio de las letras, como Mario y Carlos bien lo saben, puedo expresar lo que siento... así que aquí va la parte cursi de esta plana:

A ratos, mientras se juntan los borrachos en mi sala y hablan de política, me resguardo en una esquina del cuarto y dejo que me inunden los recuerdos, las calles de San Jose se me vienen a la mente, las esquinas siempre pobladas, las sonrisas ignoradas, las montañas que desde el calor de mi cama (esa, nuestra cama) podía ver cada amanecer.

Extraño el olor de los abrazos, el aroma a café recalentado (aquí lo chorrean a diario... ¡Puta gente más fiebre!), la nicotina compartida, las conversaciones que en medio de guitarras, alcohol y peleas nos mantenían en pie hasta la mañana.

Extraño los espacios que habité, los lugares materiales y los rinconcitos que espero haberme robado ahí, donde archivan sus recuerdos.

Recuerdo cada palabra que dijimos, que cantamos, que escribimos (Sí, Carlos, soy una poetisa cursi de mierda, le canto a la Luna, sí... y ¿qué? bueno, en realidad le cantaba, acá me faltan fuerzas para hacerlo), cada sueño que se quedó colgando del techo, cada lágrima azul y cada historia que escondimos entre las líneas de un blog.

Extraño el calor de mis rincones, de los rincones y las rutas que dejé y que me quedaron pintadas en el pecho y en el alma...

Las ausencias me inundan y a ratos vuelvo a ser aquella chiquilla asustada que algunos conocieron, cuando aún no experimentaba el dolor incandescente de crecer...

Pero he crecido... De eso no cabe duda...

Estoy acá, a pesar del vacío y de mi misma...

Y me quedo.

NOTA: No, aún no olvido la ruta para volver...

jueves, mayo 04, 2006

4:15 am. Estoy ansiosa...

El miedo me asfixia...

Faltan seis horas solamente para dejar atrás esta historia que me ha embargado durante tanto tiempo...

Mi propia vida se me escapa de las manos...

Mi existencia ha girado por muchos años en torno a cuestiones profesionales y políticas, excepto una cosa...

Soy una eterna enamorada de la pasión de esos ojos que me hablan cada día del valor de vivir y oponerse, de la fuerza de sentir y ser sentida, del dolor de quererme, de quererte y de ser querida...

Vos sos esa otra parte de mi existencia, lo que queda de mi vida personal, el último rezago de mi dulzura y mi humanidad, que se esconde tras la dureza y la rigidez de una militante intachable...

Aun no me acostumbro a la idea de dejarte...

Pero en seis horas me voy...

Vos dormís tranquilamente a mi lado, después de una noche de vino y recuerdos, pasada ya la dura despedida que enfrentan quienes han decidido quedarse juntos, sin saber que más adelante, el destino hará manifiesta su decisión, que contradice el deseo...

En sólo seis horas abordaré el avión, lejos de mis años en la calma absurda de tiquicia, de mis amigos, de mis espacios, de mis rincones y del sueño que tanto peleé...

Tantos años esperé la respuesta a esa pregunta que te planteé una sola vez y que dejaste en el aire por mucho tiempo...

La respuesta llegó y seis años después dejo todo atrás, incluso a vos y corro para alcanzar ese destino consecuente, que también acepté voluntariamente.

Me levanto y camino hacia ese espacio que en medio de tanta colectividad es sólo mío: el pequeñísimo sillón que en un rincón de la sala, me ha abrigado en medio de los aguaceros y ha visto salir miles de páginas de mi pluma.

Dormís en la habitación, sin saber qué pienso y en sueños tratás de olvidar que mañana no voy a estar, al menos no a tu lado, no aquí...

Por ahora decido quedarme acá donde estoy, por unos minutos más, en el oscuro rincón de la sala del pequeño apartamento que nos ha albergado en las noches de frío y de mideo, que nos ha visto reír, embragarnos y llorar...

Estoy tratando de guardarme tu sonido en la memoria, de proteger del olvido todo lo que he vivido acá y a tu lado...

Así, aunque mañana talvez la tortura del exilio me haga borrar el rastro que me traería de vuelta a casa, el alma conservará el calor que ésta, mi vida a tu lado, ha pintado historias de sonrisas y tonadas felices, en las paredes de mi catedral...

Esa es mi despedida de vos y el saludo a una vida que talvez se extienda... Hasta siempre!

Así que al menos por ahora...

Adiós...